Pero, cuando te ví, me dí cuenta de una cosa, te quiero, te sigo queriendo, apesar de todo. Creía que ya estabas muerto, enterrado y sepultado. Me equivoqué. Sigues siendo mi presente. Te quiero.

Esto empezó siendo una tontería de una niña de 15 años, ahora tiene 18 e intenta escribir.