Después de muchísimo tiempo en la oscuridad, he salido, he visto el final del túnel. Nada mejor que un cambio de aires, para que te cambie la vida. La universidad ha sido un chute de alegría, de frescura, de risas, de amistad, de tonterías, y un largo etcétera.
Me siento bien, me siento contenta conmigo mismo (dentro de lo que cabe), he cambiado mi pelo, mi forma de vestir, hasta me maquillo por las mañanas (vale, lo intento), salgo de fiesta, bebo, río, bailo, voy a clase, tengo un horario inmejorable, en resumen, estoy bien.
No voy a decir que todo sea perfecto, tengo días malos, como todos, y a veces semanas, sí, pero en conjunto, no me quejo.
Esto ha llegado en el momento oportuno, de verdad, un poco más tarde, y quien sabe si habría aguantado, pero solo puedo mirarme al espejo, y sonreír.
¡Qué bonita es la vida de la universitaria!
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